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ISSN 1989-4163

NUMERO 112 - ABRIL 2020

 

Tantos Años de Silencio

Francisco Marín

Autor:Francisco Castro. Rayo Verde (2020). 240 pgs. 19,00 €

Tantos años de silencio(escrita en gallego y traducida por Raquel Ferrón Martínez)es de lo mejor que he leído referente, sobre todo, a las fosas comunes y el odio entre vecinos durante la Guerra Civil. Se aprovechó para ajustar, de un lado, cuentas por: Machismo, crueldad, celos, violencia contra la mujer, amor… o por la fuerza que unos poemas puedan tener.

Anxela acepta dirigir una excavación en unas fosas comunes de la Guerra Civil en el pazo de Flavia, en Galicia, donde según la memoria colectiva se produjeron torturas y ejecuciones múltiples.

Al abrir las fosas, Anxela y su equipo encuentran los restos de seis personas asesinadas. Pero, además, en el mismo espacio, algo alejado, aparece también el esqueleto perfectamente conservado de una mujer con un libro.

¿Cómo murió esa mujer? ¿Quién era? ¿Qué secretos oculta el propietario del pazo, el exmilitar Darío Rocha? La respuesta se desvela en una narración que alterna la investigación en el presente de Anxela —que a su vez huye de la devastadora experiencia de un matrimonio marcado por los malos tratos y la violencia— y la sucesión de los hechos que tuvieron lugar en el pazo en 1936. El doctor Emilio Varela y su hija Ana aplican en esa época los ideales de la Institución Libre de Enseñanza en las tierras de Flavia con el ánimo de cambiarlo todo, ofreciendo a su pueblo el acceso a la educación y a la esperanza.

En Tantos años de silencio, Francisco Castro recuerda una época de oscuridad, de venganza, de paseos en la madrugada y tiros en las cunetas, pero también de lucha por una vida mejor. Una novela que recupera parte de nuestra historia y que nos hace pensar en cómo pudo ser vivir en aquella época.
Publicada simultáneamente en: Gallego, euskera, catalán y español.

Francisco Castro (Vigo, 1966) es editor y escritor. En la actualidad es el director general de la Editorial Galaxia. Fue presidente de la Asociación Gallega del Libro Infantil y Juvenil (Gálix). Es también comentarista en la prensa gallega y catalana, y en la radio y televisión públicas de Galicia. Autor de larga trayectoria, en su obra destacan libros como El niño perro, Memorial de infortunio, Generación perdida, Un bosque lleno de hayas, Spam, Me llamaba Simbad, Tienes hasta las 10 o Iridium. Posee la práctica totalidad de los premios literarios de Galicia y algunas de sus obras han entrado en la prestigiosa Lista IBBY que reconoce los mejores libros del mundo en el ámbito literario infantil y juvenil. Muchos de sus libros están traducidos a lenguas como el catalán, euskera, portugués de Brasil, italiano o serbio.
Raquel Ferrón Martínez es graduada en Traducción e Interpretación por la Universidad de Vigo. Completó sus estudios en la Sorbona IV, en París, y en la Universidad de Málaga. Fue una de las responsables de la traducción del libro La traducción e interpretación de la literatura infantil y juvenil bicultural en España (Granada, Comares, 2019), y se responsabilizó de la versión gallega de los cuentos infantiles presentes en el volumen. Actualmente, estudia un máster de investigación en estudios hispánicos e hispanoamericanos en Sorbona IV de París.

Francisco Castro habla para los lectores de Agitadoras …Gracias… Interesantes respuestas…

P.- Por favor presente a Francisco Castro.
R.- Francisco Castro es un escritor y editor, un comunicador, alguien que vive instalado en las palabras, en el lenguaje, que se esfuerza por jugar con ellas para crear belleza. Soy, sobre todo, un lector. Y, más, sobre todo, un padre.

P.- ¿Cuando, como y por qué nace Tantos años de silencio?
R.- La novela trata un tema, y sobre todo una época, de la que ya me he ocupado en otros libros. Me interesa mucho ese momento de la represión extrema, en el que el fascismo consigue a través del miedo que la realidad se vuelva absolutamente invivible. En toda mi obra hay siempre dos temas: el amor y la libertad. Y de eso trata el libro. Nace en el momento en el que en un periódico veo unas imágenes de una exhumación y pienso que sería interesante que ahí, además de huesos, apareciese un libro enigmático. Ahí está el origen.

P.- ¿Cómo se ha documentado?
R.- En este libro le he dedicado mucho tiempo a la documentación. Buena parte de la obra transcurre en un Centro de Detención, un lugar espantoso (aunque era un lugar precioso, me decido por un Pazo por algo, para crear ese brutal contraste), así que hubo que leer mucho sobre las condiciones de vida en esos lugares en los que el fascismo amontonó a los republicanos para luego, metódicamente, como sucedió en la Isla de San Simón, tan presente en la novela, irlos exterminando. Por otra parte, había que meterse en la cabeza y el corazón de un terrorista machista y de su víctima. El otro día, una mujer que ha sufrido violencia de género me decía: es que es tal cual lo cuentas. Por eso tenía que documentarme.

P.- ¿Se ha terminado la Guerra Civil española del 1936?
R.- El conflicto bélico, sí, pero el franquismo no. Algunos hablamos de "franquismo postFranco" porque, por ejemplo, si el Estado, no busca a los represaliados que duermen en las cunetas, el Estado sigue machacando al bando vencedor. Rajoy se jactaba de no haber derogado la Ley de Memoria Histórica, pero de no haberle dedicado un euro. Y presumía de ello. Un Estado que no busca a sus compatriotas que siguen en las cunetas sigue reprimiendo a las víctimas, las sigue maltratando. Por eso, de alguna forma, no se ha terminado. Se acabará cuando se haga justicia y se repare.

P.- ¿Por qué se dice que la Guerra Civil fue un enfrentamiento entre hermanos?
R.- Ese es el discurso del relato franquista. Yo lo niego. Claro que no fue un enfrentamiento entre hermanos. Fue un golpe de Estado contra una legalidad, la republicana, vigente y reconocida internacionalmente. Pero al franquismo le interesó vender la idea de que se trataba de dos Españas irreconciliables que, trágicamente, tenían que aniquilarse mutuamente. Pero no fue nada de eso. Fue un bando fascista contra el imperio de la ley y del orden. Imaginemos que hoy un par de destacamentos de España se levantan contra el gobierno de Sánchez y empieza un conflicto. ¿Cómo le llamaríamos a eso? ¿Conflicto entre hermanos? Para nada. Sería un golpe de Estado. Eso fueron los tres años de Guerra Civil española.

P.- ¿Cuál es la ecuación en la que se basaban, para golpear, los seguidores de Franco?
R.- Pues en la misma en la que se basan casi todos los fanáticos. La unidad de la patria, la religión católica, la idea del imperio perdido....todo eso que ahora añora la ultraderecha de VOX.

P.- ¿Hay otras fosas comunes, en España, distintas de las franquistas?
R.- Las Asociaciones de Memoria Histórica responderían con un no rotundo. El otro bando, el ganador, ha podido homenajear a sus muertos, les ha dedicado calles y plazas, se les ha dado un entierro digno. Los que están en las fosas son los fieles republicanos.

P.- ¿Cuál es el silencio más "sonoro", a su juicio? ¿Qué opinión le merece el silencio "cómplice"?
R.- El más sonoro es ese, el cómplice. El silencio del que durante años oye gritos en el piso de al lado, y sospecha que ahí hay un maltrato a una mujer y no dice nada, porque entiende que no va con él. Esas personas silenciosas salen luego en el Telediario diciendo que siempre se oían gritos y golpes...ese silencio es atronador...

P.- ¿Le preocupa que haya un partido como 'Vox'?
R.- Pues claro que me preocupa. Y me avergüenza. Muchísimo. Me produce una enorme inquietud que millones de españoles, desconocedores de su propia historia, sin duda, le den su voto a una formación machista, xenófoba y filofascista. Claro que me preocupa.

P.- ¿Cuáles son sus géneros y autores favoritos? ¿Qué está leyendo ahora mismo?
R.- Soy muy poco ortodoxo en mis lecturas. Leo de todo. Si me obligan a decir unos nombres como favoritos digo Borges, o Philip Roth, o Stevenson, o Celso Emilio Ferreiro. Pero leo de todo. En este momento, navego por las páginas de Daniel Cassany, Enlínea.

P.- Como lector, prefiere: ¿libro electrónico, papel o audio libro?
R.- Tengo, por mi trabajo de editor, que leer en esos tres formatos. Y los que vengan. Lo que me importa es que se lea. Dónde, me da un poco igual. Pero prefiero el papel. Creo que como casi todo el mundo que se dedica, como es mi caso, profesionalmente, al mundo del libro. Ver un libro bien editado, con su papel bien escogido, las fotografías, la encuadernación...es una relación de amor físico, la que tengo con el papel...

P.- ¿Qué manías tiene a la hora de escribir?
R.- Creo que soy un escritor muy aburrido y soso. No tengo manías destacables. Si acaso, que me gusta escribir descalzo. Por lo demás, como escritor, soy muy normalito.

P.- Relate alguna curiosidad literaria personal que le haya ocurrido y no ha contado hasta ahora.
R.- Pues una muy divertida. Cuando publiqué Generación Perdida (Pulp Books), una novela sobre los estragos de la droga en mi barrio, decidí, por prudencia, cambiarle el nombre a todos los personajes. Aun así, en mi barrio, todo el mundo se dio cuenta de quien era quien y no pasó nada. Sin embargo, decidí dejarle el nombre a Maricarmen, una niña que fue la primera a la que besé en la boca. Una tontería romántica. Y un día, en la sala de espera del médico, se me acerca una mujer, me pregunta si soy Francisco Castro, y cuando le digo que sí me dice, "soy Maricarmen, la de tu primer beso". En un primer momento me quise morir. Luego, fue todo ya muy divertido. Así que un consejo, y gratis, para cualquier escritor: cuando te bases en hechos reales, cámbiale el nombre a todo el mundo. En especial a las mujeres que has besado. Esta reaccionó bien. Pero podría haber sido un desastre.

P.- Venda su libro, ¿por qué hay que leer Tantos años de silencio?
R.- Para no olvidar, para entender de dónde venimos, porque cuenta una historia de amor grande, de esos que justifican una vida, porque explica lo que es el fascismo, o el poder de la poesía, o la necesidad de libertad.

P.- Sus planes a corto y medio plazo ¿son?
R.- Estoy terminando una nueva novela negra. Espero que se publique el año que viene. Y escribir. Escribir mucho. Y arreglar ciertas cosas de mi vida. O sea: vivir.

 

 

 

 


 

 

Tantos años de silencio 

 

 

 
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